Velocidad Lectora

Cómo uno de los requisitos básicos que debe tener un investigador académico es el dominio de los diferentes estilos de velocidad lectora. Esto debido a que entre más amplia es la documentación que se logre revisar, mejor fundamentado estará el trabajo escrito y por tanto su validez documental será inobjetable. 
Sin embargo no faltan personas que objetan las técnicas de lectura veloz, por eso te invito a que leas primero el siguiente material: 
5 Mitos falsos de la Lectura Veloz


Si quieres saber cual es tu velocidad para leer, da click en el siguiente link: Prueba de Velocidad 


De acuerdo a Bernal, F. existen 7 técnicas para mejorar la velocidad lectora:

1) Controla tu voz interior

¿Sabes ya lo que es la voz interior? La voz interior, fenómeno también conocido como subvocalización, es el hábito de escuchar las palabras que estamos leyendo. Si esto te pasa, tranquilo: no estás sólo. Escuchar lo que se lee es muy común entre los lectores, y no es más que una costumbre heredada por la forma fonética en la que se enseña a leer a los niños.
Si quieres ampliar este tema, mira este video: 
https://lecturaagil.com/subvocalizacion/

2) Amplía tu campo de visión y reduce las fijaciones

Para entender lo que son las fijaciones y el campo visual y de qué manera influyen estos dos conceptos en nuestra forma de leer, tenemos que pensar que nuestros ojos funcionan como una cámara de fotos. Fijación es cada uno de los enfoques que hacemos con nuestros ojos en un punto concreto. Cuantas más fijaciones necesitemos hacer para leer una página de un libro, más cansada estará nuestra vista, disminuyendo por lo tanto nuestra concentración y nuestra velocidad lectora.
Para reducir el número de fijaciones necesario para leer una página de un libro, tenemos que ampliar nuestro campo de visión, es decir, el espacio que el ojo es capaz de ver enfocando un sólo punto del texto.
Para ampliar esta información, mira este tutorial:
https://lecturaagil.com/fijacion-lectura-rapida/

3) Lee sólo las palabras clave del texto

Un buen lector no es aquel que lee y analiza todas las palabras de un texto. Un buen lector es aquel que sabe separar lo que es importante de lo que no. Está claro que hay palabras que cambian totalmente el significado del texto, pero muchas otras (artículos, preposiciones o incluso adjetivos) son sólo relleno. Este relleno es imprescindible a la hora de escribir, pero no a la de leer, porque no aportan información nueva o información que no podamos deducir por el contexto. Hacer que los ojos se acostumbren a fijarse sólo en aquello que es importante en un texto es clave si queremos conseguir una velocidad de lectura elevada.

4) No releas

En muchas ocasiones tendemos a releer lo ya leído, a repasar el texto compulsivamente porque tenemos la sensación de no haber asimilado toda la información en él contenida. Se estima que, de todo el tiempo que dedicamos a la lectura, un 30% está perdido en la tarea de releer. Eso es mucho tiempo, ¿verdad? Si queremos evitarlo, tendremos que preguntarnos por qué sucede esto.
En general, puede ser por uno de estos tres motivos. El primero de ellos, la falta de concentración. Esta falta de concentración puede provocarte cierto sentimiento de inseguridad que hará que retrocedas en el texto para comprobar que has leído correctamente.
El segundo, la falta de conocimiento del tema que estamos leyendo. Esto hace que no entendamos del todo los contenidos del texto, y por eso necesitamos volver a leerlos. 
El tercer motivo puede ser que no hayas dedicado el tiempo suficiente a la preparación previa a la lectura. Esta preparación previa se resume en dos acciones: skimming y scanningSkim es, simplemente, leer por encima el texto de tal forma que sepamos cuál es su contenido en términos generales. Scan es leer un texto rápidamente con el único objetivo de extraer de él la información más valiosa. Poniendo en práctica estas dos acciones, nuestro cerebro se adelantará a la información y se irá cuestionando los aspectos clave del texto, haciéndose preguntas que se irán respondiendo a medida que vayamos avanzando en nuestra lectura.

5) Aprende palabras nuevas todos los días

En el punto anterior decíamos que, en ocasiones, perdemos el tiempo releyendo porque no estamos seguros de haber entendido lo que hemos leído. Muchas veces, el no conocer ciertas palabras hacen que nos sintamos inseguros con un texto. Esa inseguridad se puede solventar fácilmente poniendo en práctica varias técnicas. La más sencilla e intuitiva es el acostumbrarnos a deducir los significados de las palabras por su contexto, pero hay muchas más.

6) Utiliza un marcador

No nos cansamos de repetirlo: el marcador puede convertirse en tu mejor aliado en la batalla por ser un lector rápido. Básicamente, se trata de utilizar un lápiz, un bolígrafo o el dedo para señalar en qué parte del texto estamos leyendo. Utilizando el marcador mejoramos la concentración y, además, podemos empujar el texto. Cuanto más rápido vayamos con el marcador, más rápido funcionará el cerebro para poder seguir el ritmo. De esta forma no sólo mejoramos la velocidad, sino también la concentración.

7) Ponte objetivos

Tener claro el objetivo es muy importante para lograr alcanzarlo. Seguir la evolución y los progresos, también. Es conveniente que sepas dónde te encuentras en cada momento y dónde quieres llegar.
Bibliografía: Bernal, F. () 7 Maneras de mejorar tu velocidad de lectura. Consultado en : https://lecturaagil.com/7-maneras-de-mejorar-tu-velocidad-de-lectura/, en fecha: 08/05/2018.

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